Hubo
un tiempo en que el rock duro, Metallica y los amigos de larga cabellera me
valían una reverenda madre. Únicamente Claudia, mi novia de la secundaria, era
capaz de hacerme sentir un interés desproporcionado por algo, o en este caso por
alguien. Confundiendo el amor con la idiotez, consagré mi tiempo a escribirle
cartas de amor y poemas, a dibujarle monitos que coronaba con frases cursis y a
grabarle canciones que hoy me apena mencionar. Eso sin contar mis visitas diarias
de 3:30 de la tarde a 8:45 de la noche. Aún no entiendo cómo sus padres no me echaron a
palos.
Un
día, sin embargo, mientras me alistaba para ir a visitarla, me percaté que los
muchachos de la cuadra se estaban reuniendo en la esquina. Me llamó la atención
que llevaban papas, refrescos, una lata de cerveza (para 8 pelados) y muchos
sándwiches. Pensé que se reunirían para ver un partido de futbol, deporte que
por esos años también me importaba un comino. Me invitaron a acompañarlos y concluí
que un día sin mi novia no me haría daño. Llegando a casa del organizador,
todos se acomodaron frente al televisor y sintonizaron la señal de MTV. Nunca en mi vida había visto MTV. Durante horas repasamos videos de
cabrones greñudos que parecían estaban siendo castrados con un tejolote (nombre
técnico de la piedra del molcajete). Tras 4 horas de gruñidos, voces guturales,
poderosos riffs de guitarra y apocalípticos dobles bombos, hubo un silencio ceremonial.
El presentador habló de Bob Rock y del nuevo sonido de los cuatro jinetes del apocalipshit: Metallica, y así repentinamente, en la pantalla comenzaron las
primeras imágenes de Enter Sadman,
el dichoso video de la banda que había servido como pretexto para la reunión.
Acostumbrado
a la música de Depeche Mode, The Cure y R.E.M., lo único que sabía de Metallica
era que sus larguísimas canciones tenían un efecto adormecedor en mí. ¡Pero algo
de ese video me prendió! No sé si fue el imponente tráiler negro correteando al
muchacho, el demoniaco viejito diciendo la oración que el niño repetía logrando
una toma macabra o las serpientes debajo de la cama. Llegó un momento en que me
dieron deseos de cantar como James Hetfield.
Al finalizar el video tuve ganas de que lo repitieran pero no pasó, una lástima
porque en ese tiempo no tenía Multivisión y pasarían algunos meses antes de que pudiera verlo nuevamente. Lo
que sí recuerdo es que esa misma noche regresé a casa de mi vecino y le pedí
prestado el disco pero mi amigo no lo tenía. A cambio me prestó el cassette de ...and justice for all, mismo que
repasé durante toda la noche y parte de la mañana, antes de decidir grabarlo en
uno de Ana Gabriel. Después fui con
mi vecino a regresarle el cassette y comenzamos a hablar del video por varias
horas. Me invitó a pasar a su casa y escuchamos música hasta muy noche. El
asunto se repitió durante varios días hasta que recordé que tenía novia y no me
había reportado con ella ni siquiera por teléfono. Al siguiente día fui a su
casa y sus palabras me hicieron saber que ya me encontraba en la friend zone
(que en ese tiempo seguramente tenía otro nombre pero para efectos prácticos es
lo mismo): “¡Hola amigo!”, “¿Qué has hecho de tu vida, amigo?” “Pensé que te
habías olvidado de mí o que te habías muerto, amigo.” Con la derrota en los
bolsillos regresé a casa.
Al
final no todo fue tan malo: recuperé a mis amistades de la infancia, me adentré
en el mundo merol y comencé a visitar a Nancy, una vecina de Claudia con la que
mantenía una estúpida guerra por el ego y que fingía que le gustaba la misma
música que a mí con tal de ganar la batalla. Varias semanas después Nancy me
regaló The black album en lo que
creí una prueba incondicional de amor pero que años después, confesó, había
sido un robo a su hermano que ya la tenía harta con ese disco.
La
siguiente ocasión que vi el video de Enter
Sadman fue en abril del siguiente año, precisamente el día que ocurrieron
las explosiones de Guadalajara. Volví a vibrar con la oración del niño, las
serpientes bajo la cama y la corretiza del tráiler destruyendo todo a su paso.
Hoy se cumplen 25 años exactos de la primera vez que vi ese video y que me hizo
perder a una de las novias más guapas que he tenido. Sé que no les importa pero
no podía dejarlo pasar.