Hace
unos años participé gustosamente en un encuentro literario de ex alumnos de la
FES Acatlán. La invitación surgió de la misma forma que la mayoría de las cosas
buenas que me ocurren en la vida: por estar en el lugar y en el momento
preciso.
El
plomero escritor es una historia casi verídica que escribí en apenas un par de
horas pero a la que le dediqué mucho tiempo de corrección y que le arrancó
carcajadas a quienes la leyeron en primicia. Tiempo después me enteré que se
publicó, gracias a la intervención de R. Israel Miranda Salas, en un pasquín hermoso
llamado Los Bastardos de la Uva. Sin embargo, pasaron varios años antes de
poder tener algunos ejemplares en mis manos, lo hice el mismo día en que Jojana
Oliva y Sergio Rojas, viejos conocidos de la universidad, caminaban por las
calles mojadas del Centro Histórico. Fue Jojana quien me habló del encuentro y
quien semanas más tarde me hizo una invitación formal para participar.
Aquel
día llegué al auditorio creyéndome mucho. Bastaron unos segundos para sentirme
cohibido y querer desistir de mi participación. Había dos que tres monstruos
que si bien, leían poesía, me intimidaron. ¿Cómo iba a leer semejante
mamarrachada para aquellos personajes? Al final lo hice y gustó. Gustó a pesar
de las groserías y a pesar de que el personaje es tan anodino como su inventor.
Al final pude saludar a muchos conocidos cuyas caras me eran familiares pero
con los que nunca había cruzado palabra alguna.
Al
año siguiente volví a participar en el encuentro y esta vez Juan Grajeda me
compartió sus proyectos, entre ellos un colectivo que habían echado a andar él
y Janette, su pareja, sostén y copartícipe de locuras. Los escuché atentamente
sin hacerles saber que no soy partidario de pertenecer a grupos, bandas,
pandillas, colectivos o mafias literarias. Sin embargo, en charlas posteriores
su ánimo fue tal que terminé por enviar un par de colaboraciones para su página.
Janette
y Juan son personas animosas, muy obstinados, algo locos, pero por encima de
todo, trabajadores. No sé si se detengan a pensar en que sus actos traen
consecuencias pero ellos están convencidos de lo que pretenden y eso lo valoro
demasiado. Su valemadrismo me contagió. Tal vez por eso cuando Juan me invitó a
colaborar en un libro colectivo entendí que aquello ya arrastraba una
responsabilidad que a veces me cuesta trabajo admitir. Tras varias semanas me
dediqué a seleccionar mis textos, revisarlos y trabajarlos nuevamente. Reconozco
que se los envié no muy convencido. Afortunadamente Juan fue honesto y me hizo
saber que le habían gustado únicamente tres textos mismos que serían los
seleccionados para el libro.
Yo,
que siempre he sido desapegado incluso de mí, no quise enterarme mucho del
proceso para la construcción del libro pero un buen día supe que ya estaba casi
a punto de entrar a la imprenta. Me enteré, como es lógico, de los problemas financieros
por los que atravesaron para que se cocinara pero su obstinación logró la meta:
hoy salió El Mito de los Hombres Perro, selección de textos de varios autores
en los que se encontrará poesía y narrativa.
Tengo
entendido que la edición consta de pocos ejemplares por lo que será una proeza
conseguirlo. Si alguno de ustedes lo logra, compre dos y me regala uno. Chueca
si no.
*Fotos tomadas de la página de Facebook de Janette Bizarro.