Hace unos minutos, a través de sus redes
sociales, Guns and Roses informó que esta noche ofrecerán un concierto privado
en The Troubador, el sitio que los vio nacer como banda en la década de los
ochenta. El anuncio, que volvió locas a muchas personas, a mi me hizo dudar. Es
1 de abril, Fools Day en Estados Unidos. Sin embargo, muchos indicios hacen
pensar que no se trata de una broma y como muestra están las imágenes que dejan
ver una enorme fila de fans en espera de conseguir un boleto para ese
reencuentro adelantado.
Adoptando la costumbre de las jovencitas
fanáticas de un cantante o una boy band de moda, me tomo tiempo para revisar Twitter,
Facebook e Instagram y seguir las pistas de quienes de primera mano son capaces
de conseguir información fidedigna sobre un suceso. Reconozco mi torpeza en
estas lides. Soy un tipo al que se le da más leer periódicos cuando un hecho ya
pasó así que me resigno a esperar.
Ya casi entrada la noche, regreso a la
computadora y me doy cuenta que la noticia es real. Ya hay gente que se
encuentra en las inmediaciones de The Truobador y hacen Periscope. Un video del
portal TMZ donde se ve la llegada de Slash, Duff, Richard Fortus y Dizzy Reed me
produce cierta emoción. Aún faltan muchas horas para que la reunión de los
Guns, anunciada para un par de semanas después, se lleve a cabo esta misma
noche.
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Hace unos meses se anunció la reunión de Guns
and Roses, o mejor dicho, el regreso de Slash y Duff McKagan a la banda de Axl
Rose. Apelando a la nostalgia decidí comprar boletos para asistir al concierto
que ofrecerán el 19 de abril, en el Foro Sol, de la Ciudad de México. He
recibido críticas por parte de mis amigos, los motivos han sido muchos como
variados. No ha faltado quien diga que esa una banda malísima (y sin embargo se
saben sus canciones), que son un grupo comercial (qué grupo no lo es), que sus
éxitos son los mismos de la década de los ochenta (los grandes grupos se nutren
de éxitos del pasado ¿no?), que sólo lo hacen por el dinero (hasta The Rolling
Stones están juntos por el dinero), que no traerán nada de innovador, etc. En
realidad no me importa. Han pasado más de dos décadas desde que la banda se
convirtió en una burla para quienes éramos fieles seguidores y la oportunidad
de ver a la mitad de la alineación original de regreso es un gusto que muchos
queremos presenciar.
Personalmente no espero muchas sorpresas. Sé
dónde estoy parado. Han pasado 23 años y yo mismo soy el reflejo de los gunners
de la actualidad. Igual que Axl se me ha abultado la barriga y se me ha caído
el cabello. También mi voz es diferente y sólo la uso para cantar cuando llevo
de menos seis cervezas. Mis rodillas ya no me permiten dar esos brincos
espectaculares y mi mala condición física me hace bailar como elefantito cuando
me canso. Claro, también amo los tacos, no los de Taco Bell pero sí los del Paisa,
o de cualquier taquería que me dé confianza. Con todos estos antecedentes, no
espero que la gira de regreso de Guns and Roses sea un suceso que dé la vuelta
al mundo, únicamente espero la reivindicación de un suceso que infortunadamente
se quedó truncado durante más de dos décadas.
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Cerca de las once de la noche me acomodo en
el sillón con la computadora entre las piernas. En Facebook la cosa está como
siempre así que me olvido de encontrar algo ahí. Al cambiarme a Twitter
descubro que hay gente que ya tiene por menores de lo que sucede afuera de The
Troubador. Algunos hacen Periscope. Me queda claro que tener esa aplicación no
te vuele camarógrafo y mucho menos te hace reportero. A unos les falta colmillo
y a otros, eso que llaman olfato periodístico: sujetos estáticos, moviendo el
aparatito en una sola dirección de ida y vuelta, vuelven sus narraciones en
simples descripciones de lo que ellos sienten de estar ahí. Soy incapaz de
engancharme con las transmisiones de tres sujetos cuyas transmisiones sigo
alternadamente. Me queda claro, además, que ninguno de los tres tiene entradas
para el concierto. Sólo están ahí por mero morbo. Regreso simplemente a revisar
los tuits y encuentro indicios gracias a algunos hash tags. Me centro en #GnFnR
que es el que ha venido impulsando el grupo desde que se anunció el reencuentro
de la alineación clásica. #GunsAndRoses me da otras pistas mientras que #GNRIsBack
se convierte en la mejor opción. Este parece impulsado desde Sudamérica pues la
mayoría de quienes tiutean con esta etiqueta son argentinos, chilenos y
uruguayos. Los primeros hacen muy bien su labor y pronto comienzo a seguir a
algunos fanáticos de Slash. Pienso que no he errado cuando veo las primeras
fotografías de Slash y Duff en back stage.
La emoción que siento es la misma que suelo
experimentar cuando voy al concierto de una banda que realmente me agrada.
Sería mucho mejor estar presente o cuando menos afuera de The Troubador. Pienso
en los motivos que me tienen frente a una pantalla sabiendo que apenas 18 días
después tendré la oportunidad de verlos en vivo. La respuesta es simple: la
reunión de Guns and Roses responde al deseo hecho realidad de millones de
personas que los vieron y escucharon en su mejor momento y que de pronto vieron
el resquebrajamiento del grupo así como su habitual conversión a una broma de
mal gusto. Cuando menos para mí eso representaba el Guns de Axl Rose. También responde
a las expectativas de muchos que sólo los conocen a través de su música, sus
discos, los videos, los miles de reportajes que pueden encontrarse en la red. Yo
mismo no supe en qué momento mi hijo se enteró de su existencia; dónde y con
quién se inoculó con la furia del Apettite for Destruction; cómo es que conoce
tantos datos sobre el grupo, muchos de los cuales yo mismo desconocía o ya se
me habían olvidado. No importa que el único motivo que me tenga frente a la computadora
sea simple ocio morboso. En el momento en que vea una imagen del Axl Slash y Duff
juntos sobre el escenario, puedo darme por satisfecho e irme a dormir. Para mí,
la profecía de Scott Weiland, ex vocalista de Stone Temple Pilots y Velvet
Revolver, se habrá consumado. Él no la verá pero yo sí cuando menos en
imágenes.
La afición argentina es voraz y obtienen
información de forma rápida. Casi todo lo que ellos publican es real. El rumor
que Steven Adler probablemente será parte de la reunión comienza a correrse a
través de un “músico y productor” de Monterrey. La información es desmentida de
inmediato por los fans de Slash en Argentina. Afirman, en cambio, que el
baterista sí está presente y platica con Frank Ferrer, quien se sabe será quien
toque en la reunión. Otros suben imágenes de quiénes otros que también están
presentes: actores, actrices, músicos y gente que no conozco y no me importa
conocer pero cuyas fotos me provocan envidia de esa que sólo puede denominarse
como culera. Una imagen de un cartel pegado en una puerta y en la que se lee: “ABSOLUTELY:
NO CELL PHONES NO CAMERAS NO FOTOS”, me hace sentir un hueco en el estómago.
Un sujeto pregunta a qué hora comienza el
concierto. Nos la hiciste de nuevo Axl, nos las hiciste bien. Happy Fools Day.
¿Saben si Axl ya llegó a The Troubador? Ya casi termina el día y sólo se sabe
que esto no ha comenzado. Fue una broma. Y más tuits en tono de broma se
vuelven la dinámica de la noche.
Repentinamente alguien tuitea que It’s so
Easy está sonando. Muchos piden Periscope y alguien responde con una
transmisión desde el otro lado de la calle, anunciando que pondrá el micrófono
de su teléfono de frente a la puerta para que se escuche algo. Es inútil. El
tipo hace pausas de apenas dos segundos para acotar lo que siente, lo que pasa
con los policías que tiene cerca, mientras que los que vemos de plano no
escuchamos nada.
Mi corazón se vuelve el sólo de batería de Matt
Sorum en aquel concierto de Paris, donde por un momento salía a acompañarlo Duff
McKagan. Se lee que Mr. Brownstone es la segunda canción del set list. Una foto
de Duff con Axl es el único indicio de que la reunión se ha dado pero no se ve Slash.
La gente pide fotografías pero sólo la misma que he descrito antes aparece en
los tuits. Luego un video. En apenas unos segundos se ve a Slash tocando
mientras Axl canta It’s so Easy. Me emocionó de verdad. No puedo describir lo
que siento. Es como si el año de 1993 cuando era otro completamente, regresara
repentinamente a mí. Repito el video siete, ocho, nueve ocasiones. Pierdo la
cuenta. No importa. Estoy profundamente emocionado. Tal vez me invade un poco la
vergüenza pero la nostalgia me gana. Twitter se desborda y muchos claman por
ver más pero las fotos son escasas, demasiados fakes para un suceso de este
tamaño.
Oficialmente el reencuentro de Guns and Roses
se da hasta el 2 de abril de 2016.
Chinese Democracy, Double Talkin Jive, Live and Let Die, Rocket Queen,
You Could Be Mine, Sweet Child O’ Mine precedida del tema de El Padrino, New Rose,
Better, Knocking On Heavens Door, My Michlle, Nigthtrain, The Seeker y Paradise
City son los temas que componen oficialmente el primer concierto de Guns and Roses
en 2016. Los
tuits que puedo leer van desde chascarrillos de quienes afirman que no habrá
gira porque seguro Axl ya hizo algún berrinche, hasta quienes exigen la
presencia de los gunners en su país. Los argentinos, nuevamente son los más
activos. Platico con @iTbb_ una
chica de aquel país a quien le hago saber que a mí sólo me faltan 17 días para
verlos. ¡Qué envidia, boludo! Yo sólo espero que venga a Argentina ya. ¿Y si
van a tu país y nuevamente se vuelven a pelear y se separan de nuevo? La chica
responde enviándome la imagen de un corazón roto.
Las imágenes son pocas pero sustanciosas para
aliviar el morbo y la ansiedad. Un par de videos más nos hacen ver que Axl Rose
experimentó una notable mejoría en su aspecto y su voz. Todo se lo debe a Slash
y Duff, es lo que necesitaba, afirman varios. @FerrFraijo escribe que no se irá
sin ver una imagen de Axl Y Slash dándose un abrazo. No pidas tanto, interactúo
con ella a través de un retuit. Sostengo una breve charla con ella haciéndole
ver que tal vez el contrato de reunión tenga una clausula de no abrazos. ¡Al
carajo con el contrato!, afirma. Pero ese contrato es el que los tiene tocando
juntos nuevamente, reviro. Tienes razón.
La ansiada fotografía de Axl y Slash no
llega. La espera de 23 años se dio pero duró apenas unos minutos, que a muchos
nos supo a un suspiro. Así pasa con las emociones reprimidas.
Para el momento de redactar este texto faltan
17 días para el concierto en la ciudad de México. Algo de la emoción ha
desaparecido pero aún así me siento satisfecho. Decido darle unos toques
mágicos a este texto antes de subirlo al blog y retirarme a dormir. Por ahí
comienza a leerse que Axl y Slash si se abrazaron. El deseo de todos (incluso,
más que el reencuentro mismo) se ha hecho realidad. ¡Paren las rotativas! –escribo–
Axl y Slash se abrazaron. Ya tenemos candidatos para el Nobel de la Paz.
P.D. Where´s Izzy?