sábado, 27 de noviembre de 2021

Almudena Grandes, la mujer que cambió mi vida

 

Ingresé a la universidad devorando best sellers y lecturas menores. Me ahorro los ejemplos más por culpa que por vergüenza. Mi biblioteca no conocía a Bukowski, ni Burroughs y no tenía un solo libro de poesía o ensayo. A decir verdad, el noventa por ciento de esa biblioteca se componía de materiales escolares. Por esa razón, en septiembre de 1998, ingresé a la librería de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán con la finalidad de conseguir una antología de textos sociológicos que urgía para reforzar las lecciones de la materia. La antología verde, conocida por todos los estudiantes de pedagogía, era un material fácil de conseguir. Del costo, ni hablar pues luego de pagarla me percaté que me sobraba algo de dinero. Decidí recorrer las mesas tratando de encontrar algo diferente. En pocos minutos un libro llamó mi atención: Las Edades de Lulú. Esa tarde comencé un hábito que hasta la fecha conservo: aprovechar los viajes en transporte público para leer. La historia hizo una explosión en mi cabeza y pronto me dediqué a buscar historias similares.

Afortunadamente los pasillos de la universidad permiten interactuar con personajes que pueden darle vuelcos a la existencia y fue gracias a uno de ellos que conocí los libros de la colección La Sonrisa Vertical. Gracias a esa colección comencé a escribir mis primeros relatos, uno de ellos derivó en la historia Mariana en las rocas que en 2003 me permitió recibir la invitación del editor de PalabrasMalditas.net para colaborar mensualmente con una columna. Coitidianidades surgió con la idea de escribir historias eróticas. Al hacerlo siempre tuve en cuenta los pasajes de la novela de Grandes.

La vida es una broma que te coloca en los lugares y con las personas adecuadas. A mediados del año 2004 había leído muchos títulos de la colección erótica de Tusquets. Sin embargo, me faltaba leer una buena parte que me resultó imposible conseguir. A pesar de esas limitaciones me aventuré a redactar un texto extenso acerca de La Sonrisa Vertical que al final generó una controversia y un amable reclamo por parte de Dante Bertini, autor El hombre de sus sueños y Salvajes mimosas. Esa anécdota provocó que la editorial Tusquets me enviara algunos libros que sirvieron para completar mi colección.

Con el paso de los años abandoné mi obsesión por publicar en dicha colección y a cambio me conformé con ver mi texto como única referencia de La Sonrisa Vertical en Wikipedia. También, con el paso de los años, abandoné la idea de hacerle llegar una carta a Almudena Grandes en donde pretendía compartirle esta anécdota que para mí tiene enorme importancia por la forma en que cambié mis gustos literarios y mis inicios en la escritura. También esa idea me pareció intrascendente.

Hoy me entero que Almudena Grandes, también autora de Atlas de geografía humana (1998), Inés y la alegría (2010) y La madre de Frankenstein (2020), entre otros libros, ha fallecido. El cáncer terminó con ella.

No puedo evitar sentir cierta tristeza al enterarme de la noticia. A Almudena Grandes le debo mi gusto por la literatura para leerse con una sola mano.

Descanse en paz.