Soy
de esos a los que les costó mucho trabajo comprender la separación de Guns and Roses. Entonces era joven y
demasiado ingenuo para entender que las relaciones humanas también afectan a
quienes se encuentran en los cuernos de la luna. ¡Qué iba yo a saber de egos,
pugnas internas y luchas de poder! Para eso todavía me faltaban un par de años,
un gran desamor, las traiciones de mis mejores amigos y el golpe de verme
convertido en un bueno para nada en una sociedad cada vez más excluyente. El Spaghetti Incident?, era un disco que
escuchaba a todas horas, sin embargo, no era capaz de digerirlo tal vez por mi
incipiente cultura musical, o simplemente porque Guns representaba algo
diferente para mí. Mi única opción era regresar al Lies o al Apettite for
destruction para sentir la vibra que me había enganchado con la banda más peligrosa del mundo.
Afortunadamente
por aquellos años, tal vez por influencia de MTV, por algunos amigos que se esforzaban demasiado por parecer
rudos o simplemente porque así lo quiso la vida, caí en las garras del metal,
lo que provocó que esa afición por Guns se fuera diluyendo. Con desgano y cada
vez con mayor indiferencia iba al Samborns
a leer los chismes que al respecto se publicaban en las revistas de rock. Me
fui dando cuenta que el dichoso pleito entre Axl y Slash, si bien no
podía negarse, encontraba su alimento en las opiniones que los autores de
dichas notas vertían, de acuerdo con su postura. No dudaba de las diferencias
entre el “dueño” de la banda y “sus empleados” pero había algo que no encajaba
y me hacía dudar de esa enemistad a muerte.
Tomada del Blog: Deimos 101 |
Para
mí Guns and Roses murió oficialmente
una noche en que vi por la televisión a un personaje con una cubeta de pollo
frito en la cabeza, supliendo a Slash.
Ni siquiera por morbo me interesó seguir presenciando aquel bodrio de banda que
interpretaba covers del grupo que había marcado mi adolescencia. La broma había
llegado a un límite de mal gusto y yo no estaba dispuesto a soportarlo. Después
escuché mucho sobre el Chinese Democracy:
decían que sería el súper regreso que Axl
tenía preparado para el grupo; que el líder de los gunners estaba preparando
una producción brutal, casi perfecta; que tal vez alguien de la alineación
original estaba colaborando con él; que los integrantes espurios eran sólo una
pantalla de mercadotecnia. Pero de las canciones no se sabía nada. Pura
escenografía. Especulaciones que no podían traer nada bueno. Sólo en ocasiones,
cuando los tragos y los recuerdos de mi juventud aún latente, se encontraban en
el camino, no dejaba pasar la oportunidad de sacar mi vinil del Apettite, mi cassete
del Lies o los cedés del Use your
Illusion para cantar, para recordar o simplemente para fondear alguna anécdota
como aquella dolorosísima del 1 de abril de 1992 en la que acudí con mi amigo
Abel al Palacio de los Deportes para
ver en vivo a Guns and Roses. En esa
ocasión abrió Blind Melon, banda
completamente desconocida para mí, lo que motivó que no les pusiera mucha
atención. Desafortunadamente entre los caprichos de Axl y los del papá de mi amigo, quien ya estaba desesperado por
regresar a casa, no pudimos quedarnos siquiera a escuchar la primera canción
del concierto. Hasta hoy sigo lamentando no haber tenido más cultura musical y
edad en 1992.
Una
tarde calurosa del año 2008, mientras escuchaba la radio de regreso a casa, comenzaron
a transmitir fragmentos de las canciones que formaban parte del Chinese Democracy. No recuerdo qué
experimenté al escucharlas pero la sola idea de saber que se trataba del
prometidísimo nuevo disco de Guns and Roses
me llevó al abismo. Apenas cuatro días después se lanzó el plato en las tiendas
y un par de semanas después pude adquirirlo. Reconozco que si bien mis
expectativas no fueron cubiertas en su totalidad, conecté de inmediato con Street of Dreams, Better y This Love.
Andaba en una época en que prefería las power ballads por encima de todas las
cosas.
El
5 de junio de 2011 el Guns espurio visitó la Ciudad de México nuevamente. Hice un esfuerzo apenas suficiente
para conseguir boletos. Tal vez, entonces, ya me había hecho a la idea que los
gunners originales jamás se iban a volver a reunir y lo más cercano a verlos sería
presenciando esta versión del grupo, esperar una visita de Velvet Revolver y dejar salir mi nostalgia adolescente, que también
se había diluido como whisky en agua mineral. Sin embargo, no pude cumplir mi misión
y fue imposible conseguir boletos, incluso en la reventa. Tampoco Velvet Revolver hizo mucho por visitar
estas tierras.
Hace
tres años mi hijo comenzó a tocar la guitarra. Entre sesiones de práctica en
las que no paraba de repetir el círculo de sol, aprenderse canciones de la
iglesia y mostrar interés por tocar algo más moderno, un día me pidió una
guitarra eléctrica. Faltando aún varios meses para su cumpleaños y temiendo
arrepentirme de mi decisión, un día acudimos a una tienda de música y compramos
el instrumento. Mi sorpresa fue grande al descubrir que sus primeras
interpretaciones fueron de Guns and
Roses. Casi me voy de boca al escuchar Sweet
child o’ mine casi a la perfección. Lo anterior motivó que el día que anunciaron
la visita a México de Slash con Myles Kennedy, como parte de la gira World on Fire, no dudara en comprar los
boletos. Ese concierto merece una reseña especial por lo que sólo diré que ese
25 de marzo de 2015 se convirtió en el momento más cercano a ver a Guns and Roses en vivo. Desde ese
tiempo no he dejado de platicar con él sobre la posibilidad de ver reunida
nuevamente a la banda. Para ambos sería genial, saber que Axl, Slash, Duff, Izzy y Steven podrían
tocar juntos, pero las palabras de Axl y Slash siempre rompen la ilusión.
Hoy
1 de enero de 2016, la historia ha tomado un rumbo diferente: Axl Rose acaba de confirmar la reunión
de Guns and Roses con Slash y Duff en la alineación. Se sabe que tocarán en el festival Coachella. Parece imposible la
posibilidad de acudir a presenciar esa reunión en vivo pero sólo saber que
estarán juntos nuevamente, me hace vibrar de felicidad.
Ojalá
vengan a México y si no, ya me las areglaré. Ya lo verán.
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