sábado, 30 de julio de 2016

Enter sadman, una canción de desamor



Hubo un tiempo en que el rock duro, Metallica y los amigos de larga cabellera me valían una reverenda madre. Únicamente Claudia, mi novia de la secundaria, era capaz de hacerme sentir un interés desproporcionado por algo, o en este caso por alguien. Confundiendo el amor con la idiotez, consagré mi tiempo a escribirle cartas de amor y poemas, a dibujarle monitos que coronaba con frases cursis y a grabarle canciones que hoy me apena mencionar. Eso sin contar mis visitas diarias de 3:30 de la tarde a 8:45 de la noche. Aún no entiendo cómo sus padres no me echaron a palos.

Un día, sin embargo, mientras me alistaba para ir a visitarla, me percaté que los muchachos de la cuadra se estaban reuniendo en la esquina. Me llamó la atención que llevaban papas, refrescos, una lata de cerveza (para 8 pelados) y muchos sándwiches. Pensé que se reunirían para ver un partido de futbol, deporte que por esos años también me importaba un comino. Me invitaron a acompañarlos y concluí que un día sin mi novia no me haría daño. Llegando a casa del organizador, todos se acomodaron frente al televisor y sintonizaron la señal de MTV. Nunca en mi vida había visto MTV. Durante horas repasamos videos de cabrones greñudos que parecían estaban siendo castrados con un tejolote (nombre técnico de la piedra del molcajete). Tras 4 horas de gruñidos, voces guturales, poderosos riffs de guitarra y apocalípticos dobles bombos, hubo un silencio ceremonial. El presentador habló de Bob Rock y del nuevo sonido de los cuatro jinetes del apocalipshit: Metallica, y así repentinamente, en la pantalla comenzaron las primeras imágenes de Enter Sadman, el dichoso video de la banda que había servido como pretexto para la reunión.

Acostumbrado a la música de Depeche Mode, The Cure y R.E.M., lo único que sabía de Metallica era que sus larguísimas canciones tenían un efecto adormecedor en mí. ¡Pero algo de ese video me prendió! No sé si fue el imponente tráiler negro correteando al muchacho, el demoniaco viejito diciendo la oración que el niño repetía logrando una toma macabra o las serpientes debajo de la cama. Llegó un momento en que me dieron deseos de cantar como James Hetfield. Al finalizar el video tuve ganas de que lo repitieran pero no pasó, una lástima porque en ese tiempo no tenía Multivisión y pasarían algunos meses antes de que pudiera verlo nuevamente. Lo que sí recuerdo es que esa misma noche regresé a casa de mi vecino y le pedí prestado el disco pero mi amigo no lo tenía. A cambio me prestó el cassette de ...and justice for all, mismo que repasé durante toda la noche y parte de la mañana, antes de decidir grabarlo en uno de Ana Gabriel. Después fui con mi vecino a regresarle el cassette y comenzamos a hablar del video por varias horas. Me invitó a pasar a su casa y escuchamos música hasta muy noche. El asunto se repitió durante varios días hasta que recordé que tenía novia y no me había reportado con ella ni siquiera por teléfono. Al siguiente día fui a su casa y sus palabras me hicieron saber que ya me encontraba en la friend zone (que en ese tiempo seguramente tenía otro nombre pero para efectos prácticos es lo mismo): “¡Hola amigo!”, “¿Qué has hecho de tu vida, amigo?” “Pensé que te habías olvidado de mí o que te habías muerto, amigo.” Con la derrota en los bolsillos regresé a casa.

Al final no todo fue tan malo: recuperé a mis amistades de la infancia, me adentré en el mundo merol y comencé a visitar a Nancy, una vecina de Claudia con la que mantenía una estúpida guerra por el ego y que fingía que le gustaba la misma música que a mí con tal de ganar la batalla. Varias semanas después Nancy me regaló The black album en lo que creí una prueba incondicional de amor pero que años después, confesó, había sido un robo a su hermano que ya la tenía harta con ese disco.

La siguiente ocasión que vi el video de Enter Sadman fue en abril del siguiente año, precisamente el día que ocurrieron las explosiones de Guadalajara. Volví a vibrar con la oración del niño, las serpientes bajo la cama y la corretiza del tráiler destruyendo todo a su paso. Hoy se cumplen 25 años exactos de la primera vez que vi ese video y que me hizo perder a una de las novias más guapas que he tenido. Sé que no les importa pero no podía dejarlo pasar. 

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