viernes, 8 de marzo de 2024

Chiflados. Pt. 2


Motita es un personaje animado cuyo nombre original aparecía en la presentación de su programa: Droopy. Me gustaba llamarle así. Un día ese personaje se encarnó frente a mí en el transporte público. Hasta aquí, querido lector, podrá pensar que el chiflado soy yo, pero no. Permítame explicarle.

Como usuario del transporte público todos los días encuentro personas nuevas. La mayoría de las ocasiones las caras son desconocidas, pero en un porcentaje muy bajo se vuelve habitual encontrarme con las mismas personas varios días a la semana, durante varios meses, e incluso, por años. Así me pasó con don Droopy, un hombrecillo similar al personaje animado incluso, en su manera gangosa y pausada al hablar.

Si lo encontraba por las mañanas solía abrir un viejo maletín de cuero de la que extraía una torta que comía con tranquilidad. Masticaba cerca de dos minutos antes de morder nuevamente su alimento. Al final, sacaba una pequeña botellita con agua y tras dar un par de sorbitos, la tapaba y guardaba en su maletín. Si lo encontraba por las tardes, su alimento estaba en un pequeño traste de plástico y su manera de comer no distaba mucho del desayuno. Me llamaban la atención sus párpados y mejillas caídas, su boca pequeña y su cabello ralo. La encarnación de Droopy.

En alguna ocasión mientras un accidente vial detuvo por completo el tráfico don Droopy, fiel a su costumbre, comenzó a hablar conmigo. Me dijo que fue militar: ingeniero, precisó. "Por lo tanto, soy inventor." No me sorprendió su declaración sino que de inmediato extrajo de su maletín una pequeña libreta de forma italiana y hojas amarillentas en las que se precisaban instrucciones para la construcción de aeroplanos, armas, uniformes y un sinfín de instrumentos y artefactos de cuya utilidad no puedo dar fe. Sin embargo, su mayor logró fue la aportación que hizo en la construcción de los aviones ultrasónicos usados por los Estados Unidos en la Guerra del Golfo. Don Droopy me observó y dijo: “no me cree, ¿verdad? Permítame”, y sacó una nueva libreta donde había anotaciones y dibujos de aviones que nunca supe si fueron usados en la guerra que menciona, pero seguramente sí en la película Top Gun. Frente a mi escepticismo, el hombre pretendía sacar unos planos de su diseño para comprobar que su dicho era cierto. Afortunadamente, la circulación se reanudó y el hombrecillo, tras guardar sus libretas, volvió a su realidad por la ventana.

¿Recuerdan que el personaje animado tenía una supina habilidad para salir adelante de las maldades de sus detractores? También don Droopy. En alguna ocasión posterior, tuvo un altercado con el conductor de la camioneta que nos trasladaba. No sé si el conductor le quería cobrar más o don Droopy le pagó menos. A pesar de su voz monótona, el hombrecillo logró sacar de sus casillas al chofer al grado que éste se detuvo metros adelante, bajó del vehículo, abrió la puerta lateral e intentó bajar al señor, no sin que don Droopy lo amenazara de pegarle una tunda porque era cinta negra en karate. La gente únicamente sonrió frente a semejante aseveración, pero tras la amenaza del chofer de no continuar la marcha si el hombre no bajaba, algunas personas le imploraron que tomara otro transporte. Don Droopy se mostró reacio, pero al final accedió. Cuando descendió del vehículo en un acto alevoso el hombrecillo cerró la puerta de la camioneta aplastando la mano del conductor quien jamás previó la acción y se encontraba recargado en el marco de la puerta. Y así, como si nada, don Droopy se alejó caminando hacia su destino.

Hace más de un año no lo veo. Me gustaría saber si aún trabaja en la librería de viejo donde alguna vez lo vi, ahí en la calle Donceles.

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