jueves, 21 de diciembre de 2017

Bitácora de vacaciones de invierno. Día 1.

Por fin son vacaciones. Días de dormir, comer, realizar las labores propias de mi sexo y sí, hacer lo que se me pegue mi regalada gana con mi tiempo.

Desperté pasadas las 4 de la mañana y ante la imposibilidad de dormir decidí levantarme. Todo es silencio. Tengo una vecina cincuentona, divorciada, que desde hace meses, comienza la fiesta desde los miércoles. Normalmente los gritos y gemidos comienzan entre las 3 y las 5 de la mañana y entonces resulta imposible dormir. Esta aguzé el oído pero esta vez no ocurrió nada. Imagino que ella también está de vacaciones.

Todo es silencio, pero yo no tengo sueño y necesito hacer alguna actividad. Hurgo en mi librero donde hay libros sin leer apilados desde hace meses. Elijo uno al azar. Chelsea horror hotel, escrito por Dee Dee Ramone. Recuerdo que lo adquirí con gran gusto al no poder comprar la autobiografía de Steven Tyler y la biografía de The Ramones.
Las primeras páginas me atrapan. Vagabundos, drogadictos, su esposa y su perro Banfield forman parte del entorno de este músico punk. Las historias resultan sórdidas y a veces me parecen divertidas, tanto que me dan las siete de la mañana y un sueño pesado me atrapa. Tengo ganas de seguir leyendo pero tengo que dormir.

Despertio a las 11:00 am, me levanto y desayuno como suelo desayunar cuando estoy de vacaciones: lento y abundante. Enciendo la tableta y leo los periódicos. Ante la imposibilidad de leer noticas que no hablen de corrupción y ejecuciones, regreso al libro. Pienso en toda esa gente que ha vivido en el Chelsea Hotel. Pienso en Sid Vicious apuñalando a Nancy, pienso en el romance de Leonard Cohen y Janis Joplin... romance de una noche que comenzó por una confusión o una casualidad que fue bien aprovechada por el genttleman canadiense. Pienso en Cohen escribiendo una de mis frases preferidas: "Somos feos pero tenemos la música".

Me dedico a buscar más historias sobre el Hotel Chelsea y descubro unas cuantas canciones. Es una lástima que esté a punto de terminar este libro de 111 páginas fascinantes. Bueno, me quedan las canciones y las historias.

¿Y ustedes, qué están haciendo?

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