jueves, 23 de abril de 2020

Percance automovilístico

Hoy choqué. Fue un percance idiota como lo son la mayoría de los percances automovilísticos. Un par de sujetos a los que la propiedad ajena y la integridad de sus semejantes les vale madres, decidieron que era una buena idea estamparse contra un automóvil que pedí prestado para ir a apoyar en otra emergencia automovilística.

Suelo tener mala suerte cuando no planeo las cosas o cuando no las hago como se me indican. No seguí las instrucciones y opté por un plan B de emergencia: manejar. Así que nunca consideré que dos idiotas vendrían a estamparse y desmadrar el carro que manejaba. Contrario a todos los manuales estos imbéciles decidieron sencillamente optar por negarse a pagar y tratar de encontrar un descuido de mi parte para escapar. No ocurrió. Era mi vida o la de ellos.

Al final únicamente perdí cuatro horas de mi vida, hice un coraje, me lleve dos sustos, soborné a un ajustador, le di para el refresco a dos policías y a un gruyero y creo que perderé más de cuatro mil pesos por mi aventura. Lo peor es que ni siquiera llegué a mi destino.

Hay días que no debí despertar y seguir con los ojos cerrados todo el día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.