sábado, 4 de abril de 2020

Diario de cuarentena. Yovas

Son vacaciones y donde ahora tendría que haber bullicio de niños y adolescentes, balones rebotando, bicicletas y patines rodando, hay silencio. Allá, en el columpio de llanta, un niño trata de mecerse pero las piernas no le llegan al suelo.

- ¿Qué haces aquí, niño? ¡Deberías estar en tu casa!
- Ya me aburrí, señor...
- ¿Tu mamá te dejó venir?

- Mi mamá está trabajando y mi abuelita estaba dormida cuando me salí. ¿Me empuja?
Yovas es mi vecino, tiene 8 años y suele andar solo en la calle de unos meses para acá, desde que su papá "se fue a vivir a otro lado". Su madre trabaja en Soriana y su abuela trata de hacerse cargo del niño hasta donde puede. "Es un muchacho inquieto y yo ya no puedo con él", suele decir la señora a todos los que se acercan a darle quejas de su nieto. Lo empujo levemente y el niño enseguida protesta: "más fuerte". Yovas no entiende por qué tiene que estar en casa, no sabe por qué no tiene clases y menos entiende la razón por la que sus amigos han abandonado el parque. "Ya nadie de mis cuates viene a echar retas. Sólo los de la calle de allá pero no me dejan jugar." Le pregunto si le dejaron tarea en la escuela: "no sé... si me dejaron pero no le entendí y mi abuelita tampoco le entendio. Me dijo que hasta que llegara mamá del trabajo me ayudara pero se me olvida decirle".

Para Yovas las vaciones comenzaron hace dos semanas pero son las más aburridas que ha tenido porque su papá no lo llevará a ningún lado y su mamá no puede dejar de trabajar. No tiene video juego, ni bicicleta. Si tiene balón pero no hay con quién jugar.

- ¿Se echa una reta conmigo, señor?

- ¡Va, diez goles porque tengo que ir al mercado!

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